"Machu Picchu, prodigio de arquitectura, de temeridad y de estética, por la majestad y la armonía de sus formas, por la impecable organización de sus terrazas, escaleras, edificios, patios, pasadizos, que se yerguen en este nido de águilas rodeado de montañas entre la sierra y la selva, como la más extraordinaria hazaña constructiva del hombre prehispánico." (Mario Vargas Llosa en Barrón 2009: 134)
La finalidad para la que fue construida la ciudadela de Machu Picchu aún no ha sido descubierta; existen diferentes hipótesis sobre el motivo de su construcción. Así hay quienes afirman que habría sido una de las residencias de descanso de Pachacútec; sin embargo, sus templos y el evidente carácter ceremonial de muchas de sus construcciones internas demuestran que ésta fue usada como santuario religioso. Al parecer, ambos usos no habrían sido incompatibles. Otros expertos aún sostienen la teoría de que fue una fortaleza militar, debido a la altura a la que fue construida y la espectacular vista que se puede obtener desde algunas de sus edificaciones.[1]
La finalidad para la que fue construida la ciudadela de Machu Picchu aún no ha sido descubierta; existen diferentes hipótesis sobre el motivo de su construcción. Así hay quienes afirman que habría sido una de las residencias de descanso de Pachacútec; sin embargo, sus templos y el evidente carácter ceremonial de muchas de sus construcciones internas demuestran que ésta fue usada como santuario religioso. Al parecer, ambos usos no habrían sido incompatibles. Otros expertos aún sostienen la teoría de que fue una fortaleza militar, debido a la altura a la que fue construida y la espectacular vista que se puede obtener desde algunas de sus edificaciones.[1]
Para los especialistas, los incas tenían "el sitio perfecto" para establecer Machu Picchu, pero su conveniencia habría sido evidente solo para un ingeniero experimentado. Las pendientes eran muy pronunciadas y escarpadas, así que debían prevenir que las construcciones no se derrumbaran, además del acceso a agua potable. Las investigaciones han revelado que debían de haber planificado minuciosamente la ciudad antes de construirla.[2]
El primer mérito que tuvieron los incas fue el gran manejo social del espacio, pues se define claramente el lugar ocupado por la población y la zona agrícola.[3] La primera zona, a su vez, se dividía en dos zonas residenciales: la de arriba (hanan) y la de abajo (hurin). Además de importantes edificaciones como el Torreón, la Portada, el Puente Inca, etc; en las que se distinguen las técnicas de construcción aplicadas en aquella época. Estas se empleaban en forma diferenciada, según la importancia de cada construcción. Así, el Torreón, un templo solar y observatorio, fue finamente trabajado, al punto que allí se encuentran los muros de piedra encajonada mejor elaborados de todo Machu Picchu. La Portada, estructura que separa la zona religiosa de la residencial, consta de un gran dintel monolítico y vanos construidos en doble jamba muy elegante. [4]
Las zonas residenciales, por el contrario, son más simples, aunque no rústicas, pues Machu Picchu era ocupado principalmente por la nobleza incaica. Las paredes están hechas de piedras toscas unidas por mortero de barro. Así mismo, sobre estas piedras se han encontrado rastros de una capa de barro lo que hace suponer que estuvieron pintadas en aquella época. Sus colores predominantes fueron el marrón, ocre y amarillo, y usaban el negro y el blanco para marcar sus divisiones. En cuanto a sus diseños, los incas fueron geométricos y acentuaban las formas trapezoidales. Los techos de las viviendas estaban compuestos por una estructura de madera rellena con paja, lo cual les daban una gran flexibilidad; sin embargo estos eran atados firmemente a estacas presentes en los hastiales. Las habitaciones tenían perchas de piedra para colgar objeto y, a su vez, contaban con nichos para que los habitantes puedan colocar su ropa y objetos personales, a manera de estantes implementados con tablas. [5]
Un aspecto importante de su ingeniería, fue la seguridad y prevención, ya que las paredes eran levantadas con una leve desviación hacia adentro para darle resistencia en caso de sismos. Así mismo, los hastiales de los techos, a dos y cuatro aguas, eran bastante empinados, debido a las fuertes lluvias de la zona entre noviembre y abril. Esta dificultad fue superada, también, por un sistema de drenaje natural y conductos que llevan el agua hacia el abismo. Dicho sistema se basa en un suelo muy trabajado que presenta, en un primer nivel, piedra gruesa; un nivel intermedio de arena traída del río; y, finalmente, un nivel superficial en el que se encuentra tierra.[6]
Sin embargo, el mayor mérito de los incas es ,quizás, haber logrado un equilibrio perfecto entre la naturaleza y sus edificaciones; así como el gran aprovechamiento de lo que ésta le brindaba sin perjudicarla, lo que muestra la perfecta comunión entre el espíritu y la tierra.[7]
BIBLIOGRAFÍA
ENJOY PERU (2010) (http://www.enjoy-machu-picchu.org/machu-picchu/informacion-especial-machu-picchu-arquitectura-machu-picchu.php) Sitio web que constituye una guía de treks en Perú (Consulta 5 de setiembre del 2010)
POLITIKA (2007) (http://blog.pucp.edu.pe/fernandotuesta/machu-pichu-maravilla-del-mundo) Blog sobre diferentes temas de realidad actual. (Consulta 22 de octubre del 2010)
PORTALINCA (2008) (http://www.portalinca.com/arquitectura/) Sitio web que brinda información sobre diferentes aspectos de las culturas peruanas. (Consulta 22 de octubre del 2010)
URBANO, Henrique (2001) Todo Machu Picchu. Perú: Escudo de Oro
USIL , INTERFORUM y BARRÓN, Josefina (2009) Imperio de Luz. Perú: Cecosami
ZAPATA, Antonio (1999) Guía de Machu Picchu. Perú: Instituto de Estudios Peruanos IEP
[3] Cfr. Urbano 2001: 39
[4] Cfr. Zapata 1999: 28-30
[5] Cfr. Zapata 1999: 56-59
[6] Cfr. Zapata 1999: 61
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